Andas en tus días, ¿verdad?

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feminismo

Es casi imposible explicarle a un hombre la manera en que el calor sube lentamente por el cuerpo hasta la cabeza en lo que amenaza con ser una explosión de ira cada vez que nos acusan de estar locas y lo adjudican a nuestro periodo en situaciones que, regularmente, son malentendidos que podrían resolverse con una simple conversación. Pero no, parecería que están programados para asumir que se trata de esa cosa que se llama menstruación y no su manera irracional de (no) comunicarse. Yo asumo que se debe a que la mayoría de ellos no reflexiona en que el hecho de andar por ahí sangrando cada mes y tener que actuar como si nada pasara es tan espantoso como suena. “Ándele, quién le manda a ser mujer”, decía la abuelita de mi amiga.
Si, en esos días tendemos a estar más sensibles de lo normal. ¿Mencioné que nuestra vagina está sangrando día y noche por prácticamente una semana? Esto sucede, en términos básicos, cuando un óvulo atraviesa su recorrido sin encontrar un espermatozoide para hacer un bebé, se enoja y se venga desgarrando y desechando los pedazos de un tejido llamado endometrio que se había formado en el útero durante el mes y se uniría a la placenta para que crecieran los bebecitos. El resultado es dolor en todo el cuerpo, de vez en cuándo cólicos debido al aire que se acumula en el útero, la terrible sensación de no poder moverte con libertad sin que se haga un desastre, todo tu cuerpo se inflama, la vida pierde el sentido y te sientes culpable hasta de la guerra civil en Ucrania. Las hormonas se descontrolan, así que todas las sensaciones cambian rápido. Muy rápido.

¿Mencioné que nuestra vagina está sangrando día y noche por prácticamente una semana?

Por ello, es comprensible que algunos hombres asuman que cuando nuestras emociones están muy intensas, sea a causa de nuestro periodo. El problema es que no saben ni si quiera cómo funciona porque les resulta terrorífico. ¿Qué creen? Lo es. Y en pleno 2015, es momento de que se sacudan el miedo, se sienten y le dediquen un momento a aprender algo que es tan nuevo como respirar. Una vez que lo razonen, quizá les sea más sencillo evitar adjudicar un estado de ánimo a una situación, pues si no es el caso, no queremos que nos lo recuerden, tenemos suficiente con nosotras mismas, gracias. Pueden preguntar para informarse, pero jamás utilizarlo como una acusación, no olviden que no es algo que hayamos elegido. Mejor déjenos comer chocolate y esperen un momento.

En esos días en los que no estamos sangrando, de cualquier forma, nuestras mentes y cuerpos se están preparando constante e inconscientemente para los cambios mensuales a los que nos comprometimos cuando firmamos el contrato de nacer mujercitas.

Desde el principio de los tiempos, las mujeres han sido desterradas o atacadas por esos periodos de tiempo en los que sangraban sin razón, sin saber qué estaba pasando y estando asustadas hasta la médula por creer que estaban muriendo. ¿Suena descabellado, no? Lo bueno es que en estos tiempos tener que pagar más de cien inevitables pesos cada mes bajo un sueldo potencialmente inferior al de nuestros no-sangrantes compañeros no es algo descabellado, ¿cierto?

Lo que deben saber es que en muchos casos tendemos a ser sensibles porque nuestro cuerpo está constantemente preparándose para hacer bebés y para hacernos pagar las consecuencias si no hacemos uno. Considerando esto, siempre estamos en nuestros días, así que pueden ahorrarse la pregunta. En su lugar, la comunicación es un método excelente para llegar a un acuerdo. Aprendamos a aprendernos como género, como individuos y como humanos. Y a respetar lo que ello conlleva.

En conclusión, todavía no sé si todas las mujeres estamos locas. Pero sí está bien loco ser mujer.
Publicado en: Omnia Noticias

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