Melobu: de mochilas y revolución

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Te quejas constantemente del sistema. Tecleas en tu MacBook lo enfurecido que estás porque mientras se aprueba la reforma energética, las redes sociales están invadidas de notas falsas sobre el Krocodile, el Paco o la droga en turno para destruir al mundo. Golpeas repetidamente el piso con tus Vans porque a nadie parece importarle que nuestro señor presidente no tenga pruebas de haber concretado su educación profesional y lo demuestre quitándole fondos al presupuesto del país dirigido a cultura. Tuiteas desde tu iPhone que todo esto es una mierda y culpas a las instituciones y sus transas con las empresas. Agarras el Hoodie calientito que te compró tu primo gringo en Hot Topic, te cuelgas tu JanSport de mezclilla y te sales a caminar. Ves a los autos pasar y desaparecer de tu vida. Te preguntas en qué momento la gente perdió el interés por la gente. Te llega un whatsapp. Es tu mamá, diciéndote que compró KFC para la comida y que te dejó un plato en el refrigerador. Qué vida. Te tomas una Coca-Cola light y te fumas un Lucky Strike para calmarte los nervios. Suspiras. Ojalá vivieras en una época diferente.

La fabricación de productos en masa ha reducido considerablemente la individualidad y el deseo de libre expresión, haciendo que incluso nuestras ideas sean producción ajena. Con la firma correcta logran venderte cualquier producto “único para ti”. Para ti y para tu vecina, tu primo, la novia de tu hermano y todas las chavitas que vieron a Ariana Grande usándolo también. Nos han convencido de que lo que nos dan es lo que queremos. Existe una sensación de vacío y la palabra “originalidad” resulta más bien gastada y con escasa credibilidad. A causa de ello, en los últimos años se ha hablado de un movimiento llamado Maker, que surge de la cultura del Do It Yourself (Hazlo tú mismo) y que busca contrarrestar este enajenamiento con los productos saturados y ciego amor por ciertas marcas que hace tiempo perdieron el interés en su integridad original y pasaron a vendernos basura genérica a precios altos. Este movimiento promueve la artesanía, el uso de la información y el intercambio de conocimiento como base para crear proyectos a partir de recursos accesibles y la propia imaginación. Resultando principalmente en una notable mejora en la calidad y la originalidad en los productos.



Se puede considerar como maker a alguien que toma su creación, extrae de ella una identidad y le da un significado propio. Tomando esto en cuenta, nos encontramos con Paola Bustillos y Melissa Loera de 22 y 17 años respectivamente. Ambas chicas procedentes de la ciudad de Chihuahua son partícipes del movimiento, ya que utilizando como recurso inicial información y tutoriales encontrados en internet, aprenden a elaborar mochilas y bolsas con tan sólo un molde como base. Conforme pasa el tiempo, las mochilas homemade de Melissa comienzan a ganar popularidad entre sus amigos y compañeros de clase, quienes piden mochilas personalizadas y ofrecen dinero por ellas, lo cual da nacimiento a una idea que crece para convertirse en  proyecto.

Después de un tiempo y del éxito que ganan las mochilas, las chicas se asocian para dejar atrás los moldes y crear diseños originales, dando seriedad a su proyecto y transformándolo en Melobu, nombre que lleva ahora su marca.

Con dedicación y amor por su trabajo, cada mochila es elaborada artesanalmente en un pequeño taller que ellas mismas improvisan en casa, utilizando telas encontradas en pequeñas tiendas escondidas por la ciudad así como materiales reciclados, dando además una onda verde a sus diseños.

Para la distribución de su producto, las chicas contactan a otros artistas, diseñadores y emprendedores locales, haciendo trueque de trabajo. El logo, el video comercial que se filmó a principios del año y se estrenará a finales del mismo, así como las fotografías promocionales y el resto de su publicidad es obra de un conjunto de jóvenes artistas a quienes las chicas retribuyen con mochilas personalizadas.



Es este trabajo colaborativo entre artistas y diseñadores la esencia principal de esta rama del movimiento Maker. El arte de hacer. Fomentar la originalidad y la creatividad para obtener un resultado exitoso que además logre abrirse paso en el mercado debido a el individualismo y la calidad que ofrece.

Al preguntarles a Paola y a Melissa qué peso consideran que da su proyecto al lado artesanal de sus productos, nos dicen que “al ser mochilas artesanales, los diseños se vuelven piezas únicas, generalmente personalizadas y hechas especialmente para una persona en específico, a diferencia de comprar una mochila en cualquier tienda departamental (donde encuentras unas veinte mochilas con el mismo diseño genérico).”

La meta del movimiento Maker es poder darle un giro a la cultura de consumo a la cuál pertenecemos, eligiendo productos que ofrezcan más que una firma y cuenten con un propósito que vaya más allá de sus ingresos. Tampoco se trata de odiar a las marcas, o eliminar a las grandes corporaciones, sino de exigirles la misma calidad que ofrece un buen producto artesanal y hacer un cambio en el sistema que nos beneficie a todos. Pues al final, la creación es también una forma de revolución.

Fotos por: Ángel Cervantes
Publicado en: Fusion Magazine

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