"En este mundo donde la meta es sobrevivir, todos somos víctimas..." - Fabyio.

¿A dónde llegaremos mordiendo nuestros dientes de impotencia, carentes de fuerza suficiente para si quiera hablar? Huimos de las ráfagas oscuras que asfixian con su fétido olor. Pero, ¿Dónde esconderse? Si todo lugar ha sido ocupado por sangre cobarde. Y si esos de quienes huimos se ocultan, ¿Quién tiene miedo entonces? ¿A quién hay que temer realmente?

Ha pasado tiempo suficiente para abrir los ojos, antes de quedar ciegos a causa de los gusanos. Parásitos alimentados por parásitos. ¡Qué vergüenza!

Hemos cruzado la línea donde termina el equilibrio y comienza el caos. Y estamos viviendo diariamente entre una multitud, no una sociedad. Se ha perdido la confianza, el respeto y el valor. Yo me pregunto, ¿Qué más nos queda?

De cada quién depende mejorar, o desistir. Tenemos la oportunidad de observar, analizar y detectar los problemas que aún tienen solución. Somos formadores del futuro. ¿Quién más puede acabar con la violencia? ¿El gobierno? A mí me parece claro que no. La violencia no se combate con violencia. Se combate con educación. Abramos nuestras mentes y pensemos con responsabilidad. Porque nos guste o no, formamos parte de esto. Es la ley de Herodes. No necesito decir más. ¡Ya basta de máscaras, que esto no es un carnaval!