Girls

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La televisión no es lo mismo que hace 10 años. El principio del nuevo milenio trajo consigo una revolución creativa en la televisión norteamericana; series como Six Feet Under, Sex and the City, The Sopranos oThe Wire ―todas en televisión por cable, específicamente en HBO― fueron trabajadas con una técnica cinematográfica y llevaron lo mejor de dos mundos a la pantalla chica: historias entretenidas, desarrolladas con la paciencia que permite la televisión, producidas con un nivel de calidad ―y presupuesto― que muchas películas desearían.

Éste boom televisivo fue reconocido por la audiencia estadounidense y elevó su nivel de exigencia en cuanto a la programación de contenidos, lo cual, con el paso del tiempo, devino en una nueva forma de hacer televisión.

Es inevitable pensar en el caso mexicano, las concesionarias hicieron el intento. Televisa se arriesgó con la producción de “series originales”, pero su añeja herencia del melodrama no les permitió trascender. Por otro lado Once TV México, un canal público, logró con la administración de Fernando Sariñana ―y un poco de nepotismo― la realización de series exitosas con reconocimiento internacional; lo mismo pasó con Cadena Tres, que a través del control de Epigmenio Ibarra se pudo innovar la arcaica telenovela. Pero de esto hablaremos la siguiente semana.

Los hogares norteamericanos, y los afortunados alquiladores de televisión de paga alrededor del mundo, han visto una nueva ola de destacadas producciones para la pantalla chica. Canales como AMC han conseguido capturar la atención del público con programas como The Walking Dead, Mad Men y Breaking Bad; sin embargo, sigue siendo HBO la cabeza de este poderoso embate televisivo con ficciones frescas y temas actuales, y es la casa de la serie que hoy nos incumbe: Girls.

Lena produce, escribe, dirige y protagoniza Girls, una comedia que sigue la vida de un pequeño grupo de jóvenes viviendo en Nueva York. 

Lena Dunham, hija de un pintor y una fotógrafa, hizo su debut en el cine conTiny Furniture, un dramedy independiente protagonizado por su familia y amigos. Desde entonces su trabajo fue reconocido y el afamado productor Judd Apatow la apoyó con su ingreso a las filas de la televisión.

Lena produce, escribe, dirige y protagoniza Girls, una comedia que sigue la vida de un pequeño grupo de jóvenes viviendo en Nueva York. En el primer capítulo conocemos a la recién graduada Hanna quien aspira a ser escritora, pero mientras lo consigue trabaja como becaria sin recibir pago alguno. Todo cambia cuando sus padres deciden dejar de mantenerla.

La fracción de la sociedad que la serie nos muestra no había sido tomada en cuenta de manera tan profunda como lo hace ésta. Lena se basa en sus experiencias personales para narrarnos historias ordinarias, de gente ordinaria, con la cual un gran número de personas podemos identificarnos; y es que este grueso de la población que retrata, los adultos emergentes ―jóvenes en edad profesional que no se han emancipado―, ha comenzado a formar parte importante del engranaje social. Su contribución en la economía toma un papel relevante en términos de consumo, y su participación en la opinión pública es de gran importancia.

Interesados por los bienes intelectuales, las humanidades y las tendencias, este grupo de jóvenes de entre 20 y 30 años no ha sido tomado en cuenta de manera activa a pesar de haber sido un importante motor de movimientos sociales como el grupo Yo Soy 132. Políticamente puede ser una fuente generadora de ideas, su interés por el conocimiento ―y el acceso a éste gracias a las nuevas tecnologías― le ha permitido exigir acciones públicas como la democratización de los medios de comunicación o apoyar propuestas innovadoras como la institución del internet como derecho universal.

La televisión mexicana todavía no reconoce este grupo como un nicho de mercado, y éste, al sentirse negado, busca otras opciones donde gastar su tiempo de ocio, como los modernos Netflix y YouTube. Por lo tanto, el gran acierto de Girls, la razón por la que nos gusta, no es simplemente su calidad de producción (lo cual ya es una necesidad para alcanzar el nivel de la competencia), sino su cercanía a la realidad, la consideración que tiene con una comunidad desatendida.

Los medios de entretenimiento no educan, pero enseñan. Un buen ejemplo para quienes aspiran a gobernarnos: no está de más echar un vistazo a la amplia gama de testimonios que nos da la televisión. No todo es la telenovela de las 9.

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