Talento compacto

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Hoy entré a un lugar en el que sintonizaban un canal de la televisión abierta dónde pasaban un programa musical en el que niños pequeños concursan entre sí para ganar el primer lugar, en donde el gran premio es una infancia explotada, una perspectiva distorsionada de la realidad y, por lo tanto, un futuro que promete un posible alto nivel de fama a cambio de uno bajo de autoestima.

De pronto la sociedad dejó de pensar en los niños como personas y los convirtió en medio de entretenimiento. Y lo sabemos. Todos hemos terminado viendo videos de bebés y niños graciosos en Youtube cuando terminamos con los de gatitos y perritos.

Abusando de este fenómeno, ahora los medios de comunicación explotan a los niños al rededor del mundo exponiéndolos como animales de circo y con el pretexto de dejarlos seguir sus sueños ante la cámara. ¿Por qué no han hecho un programa de entrenamiento espacial para niños astronautas y enviado al espacio al ganador? ¿Peligroso? Exacto.

Hace unos cuantos años, los niños eran considerados adultos pequeños a los que se les tenía que preparar para cuando sus cuerpos fueran lo suficientemente fuertes. Estaban obligados a imitar los comportamientos de otros adultos o lidiar con las consecuencias de un comportamiento inapropiado. Y aún así suena menos dañino que lo que les hacen ahora.

Lo hemos visto repetidamente en las celebridades que crecen en el mundo del espectáculo. Cuando su realidad se corrompe a una edad tan temprana, es de esperarse que caigan en la confusión cuando se den cuenta de que el mundo real es básicamente un universo alterno al que a ellos se les enseñó, y algunos no pueden manejarlo. ¿No es así, Justin Bieber?

A veces incluso olvidamos que son personas. Es cierto, quizá no se comportan como tal, pero no significa que sean diferentes a ti o a mí, ¿cierto?

La presión que debe sentir una celebridad es mucho más grande de lo que se nos expone. Para nosotros, los televidentes, es muy fácil criticar y condenar su comportamiento desde la comodidad de casa para luego olvidarlo al apagar la televisión. Pero para ellos, significa cargar con la presión de mantener a su público complacido, así que los comentarios tanto positivos como negativos ante cualquier movimiento que realizan, son una bomba a su carrera, pues ellos son su propio producto. Y no hay producto más sobre-explotado que una celebridad.

¿Qué clase de padres son aquellos que convierten a sus hijos en máquinas de dinero a cuestas de su integridad mental? Quizá honestamente busquen mostrar a sus hijos que respetan sus sueños. Aunque eso sólo demuestra que nuestra sociedad no está lo suficientemente preparada para educar a sus hijos. Pero en fin, “las clases de etiqueta son para gente estúpida”, dice Honey Boo-Boo.

Publicado en: Omnia Noticias

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